88 - La Ketuba

Tiempos duros se vivían en Esmirna en los años 20: mucha pobreza, los maridos viajaban a América para buscar mejor vida y las mujeres, como Rebeca, quedaban con los chicos a la espera de noticias y el retorno. Pero pasaba el tiempo, y el marido no volvía .
El rabino la escuchó con atención, pero no parecía sorprendido. «Sabes Rebeca?», le dijo,» no es nuevo. 500 años antes de C, cuando los judiós emigraban de Babilonia a Egipto, abandonaban a las mujeres, e hijos y tomaban otra pareja. Allí surgió la idea de hacer un contrato para defenderlas.
Debes buscar la ketubá de tu casamiento. Si el marido no cumple con lo estipulado en ella, deberá devolver el dinero cobrado como dote, además del valor de lo aportado en el ajuar y cumplir con la larga lista de compromisos asumidos allí.»
El problema de Rebeca, era que la costumbre sefaradí era dar la ketubá a la madre de la novia, para que la guardara en un lugar secreto, que solo ella sabía.
Como fuego llevado por el viento, corrió la noticia entre los judíos, cuando Rebeca llegó de Europa con ketubá en mano y recuperó su marido.
No es sólo historíco o simbólico; es una prueba de lo prometido por el novio en el casamiento. Si el novio se casara con una no sefaradí, los jajamim sólo aceptaban casarlos, si constaba en la ketubá que aceptaba las leyes de kashrut rabínikas.
En la actualidad, la tradición y la ketubá han cambiado un poco, en el sentido que ya no se asume la superioridad del hombre que toma una esposa, y la inferioridad de ella, que no podía participar en la vida activa de trabajo y profesiones. Ya no sólo firma la ketubá el novio y los dos testigos, como el compromiso del hombre que grantiza los derechos de la mujer
Hay muchos dichos referidos a la ketubá, como los siguientes:
Si demandó un precio exagerado, «Le pidió la ketuba´de la madre»
Una historia vieja y larga, es como «La ketubá de la babá» o
»la ketubá entera» Los ashkenazim dicen la «megilá entera»
«Antes que te cases mira lo que haces» para no tener que recurrir a las cláusulas de la ketubá.