99 - Baile de Purim

En estos días celebramos Purim, y me revolotean los recuerdos de nuestros festejos de antaño.
Aquí en Israel, todo el mundo se disfraza y organizan fiestas. Es un día laborable, pero asisten al trabajo o la escuela con algo distinto, aunque sea en la cabeza.
Tendríamos 14 o 16 años, cuando nos invitaron amigas askenazim al Baile de Purim. Nunca habíamos escuchado lo que era, pero nos gustó la idea, y fuimos con mi hermana.
Estaba el salón muy resplandesciente con mesas y sillas, alrededor del espacio donde la gente bailaba animádamente, con una orquesta, y grabaciones.
Muchos tenían disfraces alusivos a la fecha, que no entendíamos, y escuchamos que se elegíría la reina Ester, la de simpatía y de elegancia. En casa, siempre nos decían que eramos hermosas, así que descontábamos que alguno de los reinados sería nuestro.
Comenzó la orquesta, nos invitaron a bailar y no paramos en toda la noche; rondas, tijeras, pasodobles, tango. El rock era el nuevo ritmo. Mucho entusiasmo.
Mientras, supuestamente, un jurado seleccionaba las mas bellas de la noche.
Ya nos habíamos olvidado de eso, y nos divertiamos bailando con chicos muy lindos y simpáticos.
A media noche, paró la música y creció la espectativa, con exclamaciones, y suspiros, porque iban a anunciar las ganadoras.
No recuerdo quienes fueron las elegidas: el detalle que no conocíamos, era que los votos se vendían y además, sumaba puntos el parentezco con una dama de Wizo o de la comisión, o un abuelo generoso.
El balance fue positivo, nuestro primer contacto con la comunidad ashkenazi, perspectivas de encuentros, nuevos amigos, principio de muchas vivencias valiosas y conciencia de identidad.